Actuar contra el VPH: Guía para defenderse del virus

El Virus del Papiloma Humano (VPH) es una infección común de transmisión sexual que afecta a millones de personas en todo el mundo. No existe un medicamente o procedimiento que cure definitivamente la infección en todos los casos. Sí existen tratamientos que eliminan el virus en un gran porcentaje de casos, o ayudan a ralentizar la infección en otros casos.

Tratamiendo médico y tratamiento de farmacia

Diferencia entre tratamiento médico y tratamiento de farmacia

El tratamiento médico para el VPH en el cuello uterino se centra en procedimientos que eliminan las células anormales causadas por el virus para prevenir la progresión a cáncer cervical. Estos procedimientos pueden incluir la conización (remoción de una porción del cuello uterino), la escisión electroquirúrgica con asa (LEEP) o la crioterapia, que congelan y destruyen las células afectadas. Estos métodos son efectivos para tratar lesiones precancerosas y se realizan en un entorno clínico.

  • El tratamiento no elimina el virus, solo elimina la zona afectada.

Por otro lado, el tratamiento de farmacia no puede directamente eliminar las células anormales del cuello uterino. En su lugar, se enfoca en fortalecer el sistema inmunológico del cuerpo para combatir el virus de manera más efectiva y, potencialmente, ayudar a que el cuerpo controle y reduzca la carga viral. Este enfoque incluye el uso de suplementos vitamínicos y minerales, así como medicamentos inmunomoduladores que pueden ayudar al sistema inmunológico a combatir el virus.

Del mismo modo, la utilización de geles vaginales se centra en eliminar el virus de la zona vaginal, genital o anal, y reepitalizar, es decir, reconstruir la zona afectada por el virus.

  • El tratamiento elimina el virus y regenera la zona afectada

Años 0 – 2: Activarse en el periodo de espera

Se calcula que el 80% de las personas sexualmente activas contraerán el VPH en algún momento de sus vidas. De ellos, el 90% de los casos de infecciones de VPH remiten por sí solas en el plazo de dos años.

Si la infección no ha desaparecido en el plazo de 2 años, se considera persistente. El proceso hasta llegar a cáncer cervical dura unos 10 años, aproximadamente. Durante ese plazo, entre 2 y 10 años, existen diversos tratamientos médicos orientados, principalmente, a eliminar el tejido infectado mediante su extirpación.

¿Qué se puede hacer durante ese periodo de espera?

Existen diversas posibilidades de cura para aquellos que han contraído el virus. Se debe consultar con el médico para establecer una pauta de tratamiento.

Terapias Antivirales:

Un enfoque prometedor se centra en las terapias antivirales específicas para el VPH. Se trata de medicamentos y de productos de farmacia que atacan directamente al virus, inhibiendo su replicación y permitiendo que el sistema inmunológico lo elimine de manera más efectiva.

Al mismo tiempo, estas terapias regeneran el epitelio del cervix: el cuello uterino (o cérvix) está revestido por un tipo específico de tejido llamado epitelio cervical. La estructura del epitelio cervical es de particular importancia en el contexto de la prevención del cáncer cervical. Las células epiteliales del cuello uterino pueden experimentar cambios precancerosos debido a la infección persistente por el Virus del Papiloma Humano (VPH), y la detección y tratamiento temprano de estos cambios es crucial para la prevención del cáncer cervical.

Inmunoterapia:

La inmunoterapia se presenta como una opción fascinante en la lucha contra el VPH. Esta modalidad de tratamiento busca fortalecer el sistema inmunológico del cuerpo para que pueda combatir y eliminar el virus de manera natural. Se trata de una de una herramienta eficaz en la erradicación del VPH y la prevención de recurrencias.

Importancia de la Detección Temprana:

Aunque es interesante las posibilidades de cura del VPH, es esencial destacar la importancia de la detección temprana. Las pruebas de Papanicolaou y las pruebas de ADN del VPH son herramientas clave para la identificación precoz de infecciones, permitiendo un tratamiento más efectivo y reduciendo el riesgo de complicaciones.

Años 3 – 10: Persistencia de la infección

Si el VPH persiste, puede dar lugar a infecciones de larga duración. Durante este tiempo, el virus puede integrarse en el ADN de las células infectadas, aumentando el riesgo de cambios precancerosos.

Las lesiones precancerosas, también conocidas como neoplasias intraepiteliales cervicales (CIN), pueden desarrollarse en el cuello uterino. Estas lesiones pueden progresar lentamente a lo largo de varios años y presentan grados de severidad (CIN 1, CIN 2, CIN 3), siendo CIN 3 el más avanzado.

Si no se tratan, las lesiones precancerosas pueden evolucionar hacia el cáncer invasivo del cuello uterino. La transición de las lesiones precancerosas al cáncer suele llevar varios años. Además, es fundamental destacar que no todas las infecciones por VPH conducen al cáncer cervical, y la gran mayoría de las infecciones se resuelven espontáneamente.

La detección temprana mediante pruebas de Papanicolaou y pruebas de ADN del VPH es esencial para identificar lesiones precancerosas y proporcionar intervenciones oportunas, reduciendo así el riesgo de desarrollar cáncer cervical.

¿Cómo se puede actuar ante una infección persistente?

Existen diversos tratamientos médicos según el estado en que se encuentre el desarrollo de la infección por VPH. Durante este periodo, pueden seguir usándose los geles vaginales y los suplementos para el sistema inmune, según indicación médica.

Fuente: Wikipedia

Soluciones para verrugas

Las verrugas causadas por el VPH generar varios problemas y molestias para quienes las padecen. Las molestias asociadas con verrugas varían según la ubicación y el tamaño de las lesiones: desde dolor al rozarlas hasta impacto emocional en la autoestima de la persona que las padece.

Las verrugas genitales, en concreto, pueden causar molestias físicas, como picazón, ardor o dolor, especialmente durante el contacto sexual o al realizar actividades cotidianas. Además, algunos tipos de VPH que causan verrugas genitales también están asociados con un mayor riesgo de cáncer cervical. Es fundamental realizar pruebas de detección y monitoreo para prevenir la progresión a condiciones más graves.

Existen tratamientos disponibles para su eliminación y gestión.

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